Cuando, hoy, ningún relator del Fútbol Para Todos se priva de llamarlo “Ángel del Gol”, me complace y sorprende saber que se están refiriendo a quien por una década en Floresta conocimos como Angelito.
La historia Ángel Vildozo es una de esas que tienen lo que tanto escasea: justicia poética. Se había ido después de haber sido, durante más de un lustro, la mejor figura salida de las inferiores de All Boys en los días de vacas esmirriadas, subalimentadas y famélicas de los principios del milenio. Había llegado desde San Juan como casi adolescente, como inusual apuesta amateur del club a un genuino producto de tierra adentro.
Vildozo llegó a la primera de All Boys, entonces, cuando estábamos en el horno, en las catacumbas del Ascenso. Se convirtió en joven referente, goleador e integrante, junto al Pato Pablo Solchaga, de la delantera ideal del Blanco en la década del ‘00.
Pero no tuvo suerte. Se fue del club justo cuando llegó Pepe Romero, justo cuando vendrían las buenas, justo cuando la historia iba a cambiar para bien.
Se hizo, otra vez, de abajo. De abajísimo: debió pelearla en clubes chicos del fútbol del Pacífico (Chile, Ecuador) y –mientras el Albo ascendía–usar camisetas ínfimas de la B Metropolitana (Comunicaciones, Colegiales). Hasta que un campañón a puro gol, precisamente en Cole, abrió una puerta impensada: ya a los 31 años, ya con sus mejores años en la espalda, ya no tan flaquito sino más musculoso, tendría su chance en la Primera de Afa.
Ell destino jugó bien y su oportunidad grande sería en All Boys. Un regreso con justicia, comparable acaso al que viviera otro exponente de las inferiores del Albo, el inmenso Cabezón Fernando Sánchez.
Feo, guapo, anguloso, duro y taimado: podía parecer insólito apostar por un tipo de 31 años que nunca había jugado en la Primera argentina, pero la de Angelito resultó ser la incorporación más pilla del año.
Llegó para comer banco primero, y para hacer el trabajo sucio tan pronto como ganó la titularidad. Pero ya hizo mucho más. Partidazos contra Boca o Independiente, personalidad, vehemencia, hambre, y sobre todo, goles. Vayan renovando ese contrato. Angelito está a pasitos de ser ídolo en Floresta.
JAVIER AGUIRRE 22 DE ABRIL DE 2013
Javier Aguirre es cuarta generación de hinchas de All Boys. Su bisabuelo, canchero del equipo de fútbol de Floresta, además del pasto, abonó la raíz de una pasión que ocupa “un lugar muy grande” en su vida. Tanto que, además de manifestarla en la popular y en el blog Album Blanco,
periodista, Escribe en la Revista Barcelona y en Página/12
Ilustraciones Daniela Acerbi
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